¿Què es Budismo?

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El término "budismo", se deriva de la palabra "buda" que significa "el despierto". Esta palabra sintetiza la propuesta fundamental del budismo, que es el trabajar con los procesos internos de la psique, la cual se encuentra actualmente sumida en el sopor de las neurosis, las actitudes y emociones perturbadas. Otra de las propuestas importantes del budismo, es el considerar que las soluciones fundamentales a los problemas de nuestra vida no pueden ser hallados fuera de nosotros, si no por el contrario, en nuestro interior, donde se encuentran las herramientas necesarias para desarrollar nuestros potenciales y alcanzar la felicidad adsoluta , y eterna.

La Historia del Budismo

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Budismo es el nombre que reciben las enseñanzas del Buda. Es decir, el Budismo se refiere a todos los sutras que expuso el buda Shakyamuni. A diferencia de otras filosofías o sistemas de pensamiento religioso, el Budismo no establece una distinción clara entre la divinidad y la condición humana. Sus enseñanzas permiten que las personas logren la iluminación, se conviertan en budas. Pero, concretamente, sólo el Sutra del Loto pone la Budeidad al alcance de toda la gente. Esta afirmación se aclarará más adelante, en este mismo volumen. El Buda no puede ser definido, en absoluto, como un ser trascendental o supremo. «Buda» significa el Iluminado; un buda es alguien que percibe la esencia o realidad de la vida en su interior. Esa realidad esencial sustenta y nutre a la humanidad, y a todos los demás seres vivientes. Quienes han aprehendido tal realidad última, inherente a sus propias vidas, verdaderamente se conocen a sí mismos: son budas.



La máxima de Sócrates «conócete a ti mismo» ha planteado un problema que la filosofía, a lo largo de la Historia, ha intentado resolver. El Budismo, expuesto unos cien años antes de la época de Sócrates, brindó una respuesta concreta que, sin embargo, se vio oscurecida por las tendencias esotéricas que imperaron entre sus eruditos más tempranos. La filosofía budista es, en realidad, la revelación de un medio absolutamente práctico para hacer surgir, en el trayecto hacia la perfección, la entidad verdadera, que se opone a la entidad fenoménica. No se trata de mera especulación metafísica. El Budismo es, fundamentalmente, un sistema práctico de enseñanzas que proveen un medio para concretar el estado ideal de la Budeidad, es decir, la propia perfección.



Los budistas perciben la realidad esencial de la vida en todos los seres humanos por igual y, en consecuencia, respetan la dignidad de todas las personas. No bien uno comienza a reconocer este punto, comprende que debe despertar a los demás respecto de la dignidad de sus propias vidas. La propia fe impulsa a enseñar y ayudar a otros a percibir la realidad última que existe en el interior de cada uno, para que todos puedan desarrollar una existencia verdaderamente feliz. De ese modo, uno ayuda a las personas a lograr la iluminación. Quienes luchan sinceramente por el bien de los demás reciben el nombre de bodhisattvas. El poder que los anima con el deseo de ayudar a otros es la imparcial e infinita misericordia de Buda, denominada jihi.


Los dos propósitos del Budismo son, pues, la manifestación de la Budeidad y el desarrollo de la condición de bodhisattva. Curiosamente, ambos objetivos fueron reformulados, sin saberlo, por Emmanuel Kant, quien, haciéndose eco de principios expuestos al menos dos mil trescientos años antes que su época, postuló que la propia perfección y la felicidad de los demás eran, a la vez, el designio y la obligación de los seres humanos. Esa es una prueba de que una enseñanza universal puede reaparecer, y lo hará, en el ámbito de culturas completamente diferentes.

LA UNIDAD DE CUERPO Y MENTE
(SHIKISHIN FUNI)

"La mente crea, todos los fenómenos que existen fuera de la mente. Explicar las maravillas de la mente es el objetivo primordial de todos los Sutras, y Tratados. Aquel que despierta su mente, es llamado un Buda". Nichiren Daishonin(Gosho:Zenchu, pàg. 564).

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La unidad de cuerpo y mente es un principio que explica que los dos fenómenos aparentemente distintos de cuerpo, o el aspecto físico de la vida, y la mente, o su aspecto espiritual, son dos fases integrantes de la misma entidad, aclarando la imagen total de la vida.

Durante siglos, científicos y filósofos han buscado comprender y aclarar el concepto de la vida, pero algunos han afirmado que sólo la materia es real, y que lo espiritual no es más que la sombra de la materia.

Nichiren Daishonin percibió la vida tal cual es y predicó el verdadero concepto de la vida. En el Ongi Kuden, dice: El principio fundamental revela que estos dos (lo físico y lo espiritual) son aspectos integrales de toda vida simple (pág. 708).

Shiki, de shikishin funi, significa lo que tiene forma, color, o que se manifiesta externamente, es decir, fenómenos físicos, mientras que shin, incluye la mente, el espíritu o lo que es interior e invisible, y significa fenómenos espirituales. Funí es una abreviatura de nini-funi (dos pero no dos) y funi-nini (no dos pero dos). Esto significa que lo material y lo espiritual son dos clases separadas de fenómenos, pero uno e inseparables en esencia.

Las diversas actividades espirituales, o shin, se manifiestan en lo físico, o shiki. De no existir la función de las células cerebrales (shiki), tampoco se podría pensar, sentir, ni desear (shin); no obstante, aun cuando analicemos las células cerebrales no se podrá descubrir lo que es el espíritu. Aquí, podemos ver que el cuerpo y la mente, o lo físico y lo espiritual, siendo dos aspectos, como lo aclara el budismo, en su esencia son inseparables. Porque son uno en su esencia, se influencian recíprocamente.

Por ejemplo, cuando se está postrado en cama, enfermo, el ánimo también se ve afectado, decaído. Esto es algo que se experimenta a menudo, y es un claro ejemplo de la influencia del shiki sobre shin. Contrariamente, cuando nos sentimos animados, nuestro cuerpo se ve influenciado positivamente.

Con los últimos avances científicos, se ha llegado a determinar que la mayoría de las enfermedades físicas están íntimamente relacionadas con problemas espirituales. Así, en muchas ocasiones, el estrés actúa como un detonador, pero en otras, cuando se agrava el estrés, provoca trastornos a distintos órganos del cuerpo. De esta manera, se puede apreciar cómo lo espiritual afecta a lo físico y viceversa.

Interpretando la relación entre cuerpo y mente en los términos de la verdadera entidad de todos los fenómenos, T'ien-t'ai considera la distinción entre lo material y lo espiritual como perteneciente al nivel de "todos los fenómenos", y su unidad esencial, al de "la verdadera entidad". La unidad de cuerpo y mente, o de materia y espíritu, es una expresión de la verdadera entidad o realidad fundamental de la vida. De allí la importancia de practicar el budismo, que predica el cambio fundamental de la vida.




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La mala fortuna, proviene de nuestra boca, y nos arruina; pero la buena fortuna, viene de nuestra mente, y nos hace dignos de respeto.

Los Principales escritos de Nichiren Daishonin (Gosho: Shinpen, pag1551; Vol. 1, Pág.272).

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Yo los respeto profundamente; y , no me atrevería a despreciarlos, o a ser arrogante; pues todos ustedes practicarán el camino de Bodhisattva, y también lograrán la Budeidad.
Nichiren Daishonin (Gosho: Keiketsu; pág. 567.)

¿Para que es el Budismo?

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El objetivo del Budismo es que cada persona desarrolle su ilimitado potencial, valorando al máximo su propia vida y la de los demás. La práctica de la filosofía budista permite al individuo una transformación positiva desde lo más profundo de su ser, hasta transformar el temor en coraje, las dudas en sabiduría y el egoísmo en misericordia.


La Budeidad en la vida diaria

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A los miembros nuevos y veterano Budistas, siempre se les alienta a que utilicen su práctica budista para enfrentar sinceramente los desafíos de la vida diaria y triunfar sobre ellos, con el objeto de que lleguen a comprender, y también manifestar el profundo potencial que yace en su interior y así, cumplir con su insustituible propósito en la vida. Es la convicción de los practicante del Budismo Verdadero de Nichiren Daishonin, que este proceso de transformación espiritual interior o Estado de Budeidad ,les conduce no sólo al fortalecimiento individal, sino que es la vía más segura para dirigir la energía de la humanidad hacia la creación de un mundo próspero y pacífico.

Las cuatro virtudes de la vida del Buda:
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Escapando del pequeño yo

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La forma en que nos vemos a nosotros mismos, se refleja en la manera de cómo vemos el mundo y cómo tratamos a los demás. Mientras menos seguros de nosotros mismos seamos, más centrados estaremos en nosotros mismos y seremos menos considerados para con los demás y con el mundo que nos rodea. El egoísmo es, a menudo, la manifestación de falta de identidad propia. Aun cuando aquellos que no están realmente seguros de sí mismos tratan de hacer algo por los demás, con mucha frecuencia están siendo motivados por el egoísmo. Pueden estar intentando sentirse necesarios para los demás, o buscando alguna suerte de elogio, reconocimiento o, incluso, la salvación de sus almas a través de su altruismo. El Budismo ve el altruismo como una expresión del despertar al verdadero yo y explica que emana de la misericordia, el aprecio y el sentido de interconexión, y no de la inseguridad. La idea de las cuatro virtudes del Buda describe y alienta una visión del yo holística, una visión que trasciende el egoísmo.

Se dice que, el Buda o el iluminado, posee cuatro virtudes: verdadero yo, eternidad, felicidad y pureza. El concepto original de estas cuatro virtudes, sin embargo, precede al Budismo. El Brahmanismo, la religión que prevalecía en la India de la época de Shakyamuni, enseñaba que el ser humano tiene un alma o esencia perdurable llamado atman el soplo de vida. El atman, a menudo traducido como yo, era visto como eterno, feliz y puro. Abrazado por los brahmanes, en esa epoca una de las casta mas elevadas dentro de la sociedad, Esta religión explicaba que el propósito supremo del atman era adquirir riqueza y honor. Así, haciendo ofrecimientos a las deidades, la gente buscaba ganancias mundanas. El atman, en este sentido, puede ser visto como el yo que está en busca de un deseo egoísta.

En sus enseñanzas preliminares, Shakyamuni refutó la visión brahmanista del yo, y en sus enseñanzas posteriores, reveló su perspectiva iluminada sobre el tema. Cuando las personas son consumidas por el egoísmo, independientemente de cuánto busquen la riqueza y el honor, el dolor de sus ansias no se mitigará. De esta manera, y desde este punto de vista, Shakyamuni enseñó que el yo es impuro y transitorio y causa sufrimiento. En los primeros sutras, él explica que nada permanece constante, no existe cosa tal como un yo eterno. Debido a que el yo era transitorio y no duradero, enseñaba el Buda, el apego a él o a cualquier cosa de este mundo impuro y efímero era la causa del sufrimiento. En sus enseñanzas posteriores, que llegaron a ser clasificadas como Mahayana, o enseñanzas del gran vehículo, especialmente en el sutra de Loto y del Nirvana, Shakyamuni expone una visión del yo totalmente nueva. Él explica que el verdadero yo, es decir, la naturaleza de Buda, es eterna, y trasciende los ciclos de nacimiento y muerte; es esencialmente puro y está dotado de felicidad. Desde el punto de vista del Budismo Mahayana, por consiguiente, el verdadero yo, la eternidad, la felicidad y la pureza son consideradas como las cuatro virtudes del Buda. En este respecto, una escritura Mahayana explica: Los seres ilusionados están apegados a su pequeño yo y por eso sufren. Los budas y bodhisattvas descartan el pequeño yo. Como resultado, su yo es puro y, así, convocan a su gran yo. Dado que piensan en todos los seres humanos como yo, el suyo es llamado gran yo.

Nichiren Daishonin atribuye las cuatro virtudes del Buda a los cuatro líderes de los Bodhisattvas de la Tierra.

El bodhisattva Prácticas Superiores (Jogyo) representa al verdadero yo. Revelar el verdadero yo significa, para nosotros, invocar Nam-myoho-renge-kyo al Gohonzon, manifestando así nuestra Budeidad innata despojándonos del pequeño yo egoísta.

El bodhisattva Prácticas Infinitas (Muhengyo) significa la eternidad. Estableciendo nuestro verdadero yo de la Budeidad, llegamos a entender, tal vez no intelectualmente sino con nuestro corazón más íntimo, la eternidad de la vida, y nos mantenemos impertérritos ante nuestras circunstancias cambiantes mientras nos desafiamos con convicción.

El bodhisattva Prácticas Puras (Jyogyo) representa la pureza. Una vez que hemos despertado al gran yo de la Budeidad, ya no somos contaminados por las ilusiones. Con un seguro sentido del yo, podemos influenciar positivamente en nuestro entorno y, de esa manera, lo purificamos.

Finalmente, el bodhisattva Prácticas Firmemente Establecidas (Anryugyo) significa la felicidad una clase de felicidad que resiste todos los altibajos de nuestra vida, incluyendo la muerte. Desarrollando la convicción en la naturaleza de Buda como nuestro yo, nos liberamos de las preocupaciones triviales por cualquier artificio innecesario de la vida y nos mantenemos en paz con nosotros mismos, sabiendo que finalmente triunfaremos sobre cualquier obstáculo.

Es significativo que los cuatro líderes de los Bodhisattvas de la Tierra representen las cuatro virtudes del Buda. Como lo indican los nombres de estos bodhisattvas, sólo a través de nuestra dedicada práctica como bodhisattvas práctica dedicada a la felicidad de los demás podemos atravesar nuestro pequeño yo y revelar el gran yo de la Budeidad. En otras palabras, nuestra práctica de bodhisattva es la causa para que las cuatro virtudes se manifiesten en nuestra vida. Sin embargo, desde otra perspectiva, también se puede decir que los budas son, en esencia, quienes han despertado a su gran yo y actúan por el bienestar de los demás. En este sentido, el altruismo de la práctica de bodhisattva no es sólo el medio para superar el pequeño yo y desarrollar las cuatro virtudes; es también una expresión directa de esas cuatro virtudes inherentes en la vida, en nuestra naturaleza de Buda. Es por eso que la invocación de Nam-myoho-renge-kyo hace emerger nuestra Budeidad inherente y sus correspondientes virtudes, brinda la mayor base para una vida altruista una vida dedicada a la felicidad de los demás.

Las cuatro virtudes del Buda, desde el punto de vista del Budismo del Daishonin, describen las características ideales de los seres humanos cuyas visiones no están dificultadas, en modo alguno, por el yo egoísta. Su comprensión del yo es tan abarcadora que su propia existencia y el mundo que los rodea se hacen indistinguibles. Una comprensión limitada del yo, sin embargo, conduce al egoísmo, causando sufrimiento y miseria tanto en uno mismo como en los demás. El conocimiento del verdadero yo un despertar a nuestro verdadero y gran yo en este sentido, es la clave para superar el egoísmo.

Las tres Pruebas reales

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Nichiren Daishonin dijo que existen tres maneras para comprender, evaluar y juzgar las enseñanzas religiosas y filosóficas: las tres pruebas. La primera es aquella documental, y se refiere a los textos y escrituras de una particular enseñanza. La prueba documental del Cristianismo es la Biblia, aquella del Islamismo es el Corán, y los sutras son los documentos del Budismo.

La segunda, llamada prueba teórica, analiza con cuanta coherencia una doctrina explica la realidad de la vida teniendo en consideración el periodo histórico en el cual ella nació.

La mayor parte de las creencias religiosas y filosóficas se limita a suministrar estas dos prueba. Nichiren Daishonin agregó una tercera prueba, la prueba real. En términos religiosos, eso significa, verificar los efectos que la teoría en cuestión produce cuando viene puesta en practica. En pocas palabras significa ponerse esta simple pregunta: ¿Cómo funciona?

Algunas religiones piden a sus propios feligreses creer por fe hasta en los aspectos que no pueden ser demostrados. En pocas palabras, tener una fe ciega. En cambio en el Budismo de Nichiren Daishonin tener fe significa sobre todo actuar, y por ende también practicar. La fe profunda en las formulaciones teóricas viene lograda seguidamente, después de haber experimentado que esta practica lleva a obtener resultados que representan las pruebas reales. Recordemos una vez más otra analogía: un amigo nos aconseja ver una determinada película: si tenemos fe en su juicio, le hacemos caso. Si después de haber visto la película estamos de acuerdo con su juicio, crecerá nuestro aprecio hacia este amigo y viceversa. En ambos casos es la experiencia real de la visión de la película lo que determina cómo actuaremos en adelante frente a circunstancias similares.

De las tres pruebas, las más importante es la tercera, porque por más que una teoría pueda ser fascinante, sólo el resultado (por ejemplo la transformación del sufrimiento) que se logra practicándola le confiere un valor real.

Regresando a nuestra analogía del automóvil, la prueba documentaria podría ser representada por el manual suministrado por la fabrica, la prueba teórica son las charlas del vendedor que exalta las características del vehículo en comparación con el modelo anterior o inclusive la superioridad del auto que nos quiere vender con respeto a los demás vehículos del mercado. La prueba concreta comienza en el momento en que encendemos el motor y arrancamos. Si el vehículo no responde a nuestra expectativas, nada nos quitará de la cabeza que nos han dicho solo un montón de mentiras. De hecho es justamente la importancia de la prueba real lo que rinde el Budismo de Nichiren Daishonin tan similar a una ciencia: cada teoría científica viene automáticamente verificada a través de estas tres pruebas, sin embargo en última análisis, es solamente la prueba real la que determina la validez de una teoría. Es necesario añadir que la comprensión teórica del significado budista de la vida le da sentido a la entonación de Nam-myoho-renge-kyo. Nichiren Daishonin de hecho dijo: <<Ejercítate en las dos vías de la practica y del estudio. Sin practica y estudio no puede existir el Budismo>> (Las escrituras de Nichiren Daishonin, vol I, p.235).

La Naturaleza de Buda,
es inherente a todas las Personas

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Shariputra, debes saber que al comienzo hice una promesa deseando hacer a todas las personas iguales a mí, sin distinción alguna entre nosotros, y lo que ansié por mucho tiempo se ha realizado. (The Lotus Sutra, cap. 2, pág. 39).

En este famoso pasaje del Sutra del Loto, el buda Shakyamuni presenta uno de los principios revolucionarios del sutra. Es el hecho de que todas las personas pueden alcanzar el mismo estado de vida que el suyo, indicando la posesión mutua de los Diez Mundos.

Los Diez Mundos son estados de vida que experimentan todos los seres vivientes de momento a momento. Ellos son: Infierno, Hambre, Animalidad, Ira, Humanidad, Cielo (o Éxtasis), Aprendizaje, Realización, Bodhisattva (misericordia) y Budeidad (iluminación o absoluta felicidad). Los sutras preliminares representan a los Diez Mundos como reinos separados y distintos, donde viven las personas. Era inconcebible que el estado puro de la Budeidad pudiese existir en los contaminados mundos más bajos.

La afirmación de Shakyamuni de que todas las personas pueden llegar a ser iguales al Buda, y que no hubiera distinción alguna entre nosotros, da fe de la superioridad del Sutra del Loto por sobre los sutras provisionales. Indica que el Buda retorna al reino de los nueve mundos más bajos para conducir a las personas hacia la iluminación, y que existiendo en los nueve mundos más bajos, las personas comunes tienen el potencial para alcanzar la Budeidad.

En Carta a Niike Nichiren Daishonin explica: Shakyamuni señaló: Juré hacer que todas las personas fueran iguales a mí y que no hubiera distinción entre nosotros. Por lo tanto, no es difícil llegar a ser un buda. El huevo de un ave no contiene más que líquido, pero éste, por sí mismo, desarrolla un pico, dos ojos, y todas las demás partes que forman un pájaro, hasta que, luego, es capaz de volar. Nosotros somos como el huevo, ignorantes y elementales, pero cuando nos nutre la invocación de Nam-myoho-renge-kyo, desarrollamos el pico de los treinta y dos rasgos del Buda y las plumas de sus ochenta características, y somos libres de surcar el firmamento de la realidad última. El Sutra del Nirvana señala que todas las personas se encuentran confinadas dentro de la cáscara de la ignorancia y que carecen del pico de la sabiduría. El Buda regresa a este mundo, como el ave hembra retorna a su nido, y rompe el cascarón para que todos los hombres, como pichones, puedan abandonar la morada y surcar los cielos de la iluminación (Los principales escritos de Nichiren Daishonin, vol. 1, pág. 264).

En el Japón del siglo XIII, de la época del Daishonin, dominado por sectas budistas que seguían los sutras provisionales, se creía que los budas eran figuras salvadoras trascendentales. Estaban adornados con treinta dos rasgos extraordinarios, como la piel dorada, marcas de la rueda del Dharma en las plantas de los pies, una luz que irradiaba de sus cuerpos, y así sucesivamente.

En este pasaje, Nichiren Daishonin declara que la Budeidad, en realidad, es inherente a la vida de todas las personas comunes. El rol del Buda no es el de un ser sobrenatural al cual los demás deben subordinarse.

Al declarar que Lograr la Budeidad no es nada extraordinario, él indica que, si bien puede parecer extraordinario, originalmente estamos dotados con el potencial para lograrlo. Él utiliza la analogía de un huevo para ilustrar este hecho. Un huevo es un objeto común, que no tiene fuera de lo común en lo superficial, y que no contiene otra cosa más que un líquido pegajoso. Sin embargo, posee el potencial para desarrollarse como un ave que puede volar libremente en el cielo. Nuestra vida es igual. Exteriormente podemos ser mortales comunes, pero estamos naturalmente dotados con el potencial para desarrollar el estado de absoluta libertad de la Budeidad.

Aunque el Sutra del Loto da fe de la existencia de nuestra naturaleza de Buda, Nichiren Daishonin nos da el método para desarrollarla invocando Nam-myoho-renge-kyo. El Daishonin dice que si lo hacemos podemos desarrollar los treinta y dos rasgos distinguidos del Buda. Estos son interpretados como la misericordia, el discernimiento, la sabiduría y otras cualidades humanas, y no como atributos físicos que alejan de la gente al Buda. La realidad última de la vida no yace en algún lugar alejado de nosotros mismos. Nosotros alcanzamos la Budeidad en nuestra forma presente.

Aun cuando poseemos el potencial para el supremo estado de la Budeidad, a menos que encontremos la relación externa apropiada el objeto de veneración o Gohonzon una persona permanecerá confinada dentro de la cáscara de la ignorancia, carente del pico de la sabiduría. El rol o la función del Gohonzon, como la corporificación de la naturaleza de Buda de Nichiren, es romper la caparazón o proporcionar la causa externa apropiada con la cual podemos hacer emerger nuestro Gohonzon innato, o naturaleza de Buda.

"La propagación de las enseñanzas así como la forja y la promoción de personas capaces son, todas, actividades que concuerdan con el espíritu del Sutra del Loto".

"El Buda jura elevar a todas las personas al mismo estado de vida suyo. Este es el espíritu para forjar personas capaces, hacer posible que las personas desarrollen su potencial al máximo. Este, también, es el espíritu que subyace en la relación de maestro y discípulo.

Por supuesto, dado que nosotros también luchamos por seguir creciendo y desarrollándonos, la determinación de elevar a los demás no sólo a nuestro nivel sino más allá, es el verdadero espíritu del juramento del Buda de hacer que todas las personas fueran iguales a mí y que no hubiera distinción entre nosotros.

La verdadera esencia del humanismo yace en nuestra misericordia y serio compromiso para orar y esforzarnos por el crecimiento de nuestros compañeros de fè, en particular de aquellos que han abrazado la fe más recientemente (Shakubuku).

Este pasaje del Sutra del Loto también ilustra el concepto de la unidad del mentor y el discípulo. Antes de las enseñanzas del Sutra del Loto, la perspectiva era que el discípulo es el discípulo y el Buda es el Buda. Pero, tal como lo indica el pasaje, Deseando hacer que todas las personas fueran iguales a mí y que no hubiera distinción entre nosotros, el mentor y el discípulo son iguales y están unidos en su misericordia por la humanidad y en los esfuerzos por propagar la Ley.

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Ahora deberás, construir tu reputación, como devoto del Sultra del Loto; y dedicarte enteramente a este.

Nichiren Daishonin

® Carlos y Keilibeth Díaz. Grupo Hokkeko Panameño. Todos los Derechos Reservados.All Rights Reserver. ©Copyright 2001.