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Tener fé en el Gohonzon, Prácticar y estudiar Budismo,con espirititu buscador; estos tres puntos forman parte integral de la práctica Budista.

Una filosofía para experimentar

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El Budismo es una filosofía que explica el funcionamiento de la vida, que enseña a ser felices expresando al máximo nuestra propia creatividad. Pero ya que la vida no es nada simple, las enseñanzas budistas, que han evolucionado por más de dos mil años, reflejan de alguna forma esta complejidad. Por esta razón, en los diferentes y numerosos textos de las traducciones budistas aparecen algunas contradicciones. De allí la confusión que a menudo acompaña, en Occidente, la interpretación de sus doctrinas. Sin embargo el texto esencial, el más emocionante, el Sutra del Loto, quedó íntegro. En este sutra Shakyamuni describe el significado de la Iluminación. Al comienzo de su discurso, él advierte que lo que está por decir es de extrema dificultad: <<Entre todos los sutras que he expuesto y predicado, que me dispongo a predicar y que expondré en el futuro, este Sutra del Loto es el más arduo de creer y comprender>>.

Debemos reconocer que las dificultades puestas por muchas enseñanzas budistas, y entre éstas, en particular por el Sutra del Loto, han hecho que ellas mismas no sean entendidas, o que sean entendidas de manera distorsionada o parcial, exclusivamente desde el punto de vista racional-intelectual o teórico-doctrinal.

A este propósito, una anécdota sobre Shakyamuni pone en evidencia el peligro de una comprensión exclusivamente intelectual del Budismo. Un día Shakyamuni , paseando en el Parque de los Ciervos cerca de Benares, vio un ciervo herido tendido en la grama, con una flecha clavada en un costado. Estaban presentes también dos brahmanes que, viendo el ciervo moribundo, discutían sobre cual fuese el preciso instante en el cual la vida abandona un cuerpo viviente, y especulaban sobre la naturaleza de la existencia después de la muerte. Viendo a Shakyamuni, y conociendo su reputación de hombre de pensamiento, se apresuraron a preguntarle su opinión. Shakyamuni se arrodillo rápidamente sobre el ciervo y le extrajo la flecha del costado.

El verdadero espíritu del Budismo al cual se hace referencia en este cuento es aquel de suministrar soluciones fundamentales, practicas e inmediatas al problema del sufrimiento y no discusiones filosóficas. En este sentido, la entera estructura teórica de la doctrina budista puede ser entendida esencialmente como un producto del deseo fundamental de liberar a los seres humanos de la miseria, la desesperación y la confusión.

Con eso no se pretende afirmar de que el contacto filosófico sea inútil o superfluo. Todo lo contrario. Se quiere sin embargo poner énfasis en el hecho de que la compasión es la cosa que más cuenta en el planteamiento global de las enseñanzas budistas. Acercándonos a esta disciplina es entonces de extrema importancia comprender que la teoría tiene un significado, solo si es usada como punto de partida para la acción: actuar para sí y para los demás.

Todo depende de mi

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Según el Budismo cada persona tiene el poder intrínseco necesario para lograr la condición de vida suprema, es decir, la Budeidad, durante su propia existencia. Y sobre todo, la principal meta de un Buda es la de despertar a los demás seres humanos e enseñarles cómo hacer para que puedan desarrollar su propia naturaleza de Buda.

Tomamos, por ejemplo, lo que afirma Shakyamuni en el Sutra del loto: <<He manifestado siempre mi intención de hacer de los seres humanos individuos perfectamente iguales a mi, sin distinción alguna>>. Y en todas sus escrituras Nichiren Daishonin se esmera en hacer entender a sus contemporáneos de que la Budeidad no es una prerrogativa exclusiva de Shakyamuni, que vivió dos mil años antes que ellos, si no más bien que ellos también la poseen. El declaraba: <<Nosotros, comunes mortales no podemos ver nuestras cejas que están cerca ni el cielo que está lejos. Igualmente no sabemos que el Buda existe en nuestro corazón>>. (Las escrituras de Nichiren Daishonin, vol. IV, p.271).

Entonces el Budismo niega explícitamente de que exista una fuerza externa a la vida humana. En El logro de la Budeidad en esta existencia (las escritura de Nichiren Daishonin, vol IV, p.4) Nichiren Daishonin escribe: <<Jamás busque fuera de usted mismo ninguna de las ochenta mil enseñanzas de Shakyamuni o de los Budas y Bodhisattvas del universo. Aunque aprenda las enseñanzas budistas, ello no le evitará en absoluto sufrir como cualquier mortal común, si no percibes la naturaleza de su propia vida. Si busca la iluminación fuera de usted mismo, toda buena acción o disciplina perderá significado. Por ejemplo, el pobre es incapaz de juntar un solo centavo si se limita a contar la fortuna de su vecino, aunque lo haga noche y día>>. Por consecuencia, los seres humanos son totalmente responsables de su destino.

Como ya se dijo al comienzo del artículo, en el Budismo de Nichiren Daishonin la oración consiste en entonar Nam-myoho-renge-kyo, esta es la acción que hace brotar la Budeidad en nosotros, la más alta condición de vida. Entonces, mas que pedir auxilio a lo externo , apoyémonos en el coraje y en la sabiduría que ya existen en nosotros, de manera tal que podamos enfrentar y superar los problemas que se nos presentan. Además, entonando Nam-myoho-renge-kyo, la existencia de la Ley se manifiesta gradualmente en nuestra vida, y por eso logramos crear armonía con el ritmo del universo. El Budismo explica de hecho que todo, en el cosmos, es manifestación de esta Ley y a esa se ajusta.

El termino Ley aquí es empleado en su aplicación científica mas que jurídica, en el sentido que podemos utilizar la Ley de Nam-myoho-renge-kyo tal como utilizamos la ley de gravedad. Si ignoramos esta última y, por ejemplo, nos lanzamos del techo de un edificio, sufriremos graves consecuencias. Análogamente, si vamos en contra de la ley de la vida, por ejemplo negando el principio de causa y efecto que constituye un aspecto central de esta última, tarde o temprano se manifestarán los resultados, bajo el aspecto de sufrimientos.

La similitud con la Ley de gravedad es evidente, sin embargo quisiera utilizarla una vez más para un ejemplo. Los niños, que no están concientes de esta ley de la naturaleza, descuidadamente pueden exponerse a graves riesgos cerca de un barranco, mientras que los padres que se dan cuenta del peligro, se angustian. De la misma manera aquel que no comprende la Ley de Nam-myoho-renge-kyo corre el peligro de acercarse peligrosamente al barranco del sufrimiento y hasta podría precipitarse en el.

Por esta razón es muy importante que todos conozcan la existencia de esta Ley, aunque no se logre comprender la compleja teoría y su funcionamiento, se puede comenzar con armonizarse entonando Nam-myoho-renge-kyo. Haciendo eso, de una manera totalmente espontánea y natural, se comienza a utilizar la Ley universal para crear valor para nosotros mismos y para los demás. Después, poco a poco, se llegara a entenderla.

Daisaku Ikeda escribió: <<Los pájaros vuelan en el cielo sin embargo nunca chocan, así mismo ocurre con los peces en el mar. En la inmensidad del cielo y del mar, pájaros y peces viven y se mueven libremente, porque los guía un instinto que los hace perfectos nadadores y maestros en el arte del vuelo. De la misma manera viviendo en concordancia con la ley del universo, los seres humanos dejaran de luchar los unos en contra de los otros. Conflictos superficiales como aquellos provocados por celos, agresividad y arrogancia, que son causas de falta de fortuna e infelicidad, desaparecerán como nieve al sol. Por eso entonando Nam-myoho-renge-kyo con profunda fe podremos alcanzar una noble condición de vida y lograr respetar a los demás con una amplitud de sentimientos grande como el cielo y el mar>>.

Aunque no sea necesario entender Nam-mojo-rengue-kyo para entonarlo y obtener así resultados, el Budismo no propugna una fe ciega. Para que nuestra practica sea verdaderamente válida es necesario sustentarla con el conocimiento teórico.

Por ejemplo, no es indispensable saber cómo funciona un automóvil para saberlo manejar; sin embargo si sabemos cómo funciona el motor, al momento de una avería podemos resolver más rápidamente y volver a arrancar de prisa. Y si el auto al cual nos estamos refiriendo es nuestra vida, esta analogía se vuelve más clara aún.

Los Diez Factores

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En muchas enseñanzas del Budismo, el Buda era presentado como un ser sobrehumano, cuyas habilidades y sabiduría estaban más allá del alcance de la gente común. Sin embargo, el Sutra del Loto revela que no existe separación entre la vida de buda y la de las personas comunes. Un Buda es una persona que ha pulido o revelado su estado interior de vida hasta el punto en que las cualidades de la sabiduría, la compasión, la energía vital y el valor, se han desarrollado completamente. Tal como Nichiren, el maestro budista del Siglo XIII, escribió: "Uno es llamado un mortal común mientras se encuentra atrapado en la ilusión, pero una vez que despierta, es llamado un Buda."

Los diez factores son expuestos en el Sutra del Loto para definir la realidad fundamental de la vida. "El verdadero aspecto de todos los fenómenos sólo puede ser entendido y compartido entre los Budas. Esta realidad consiste en apariencia, naturaleza, entidad, poder, influencia, causa interna, relación, efecto latente, efecto manifiesto y la consistencia de todos los factores de principio a fin."

Los diez factores son comunes a todos los seres vivientes, en cualquiera de los diez estados de vida (diez mundos), desde el infierno hasta la Budeidad. Como el Presidente Ikeda ha escrito: "Decir que todos los seres de los diez mundos poseen los diez factores... es nada menos que la afirmación, a los ojos del Buda, de que no existe diferencia entre la vida del buda y las vidas de los demás. Por esto, la iluminación de toda la gente, es una certeza."

Los diez factores proveen una guía práctica para los componentes esenciales que constituyen toda vida.

Nadie podría decir que tal o cual persona carece de "apariencia". De ser así, esa persona sería invisible. De igual modo, nadie puede afirmar que no tiene una personalidad, energía o que no lleva a cabo ninguna actividad. Desde el momento en que estamos vivos, manifestamos los diez factores. Todos tenemos una identidad física (apariencia) que se compone de ciertas características, como la actitud y otras cosas más; los aspectos inadvertidos de nuestro temperamento o personalidad tales como la timidez, la amabilidad o la reticencia forman parte de la naturaleza. Nuestra entidad o identidad fundamental se compone de estos dos aspectos, apariencia y naturaleza.

El poder es la fuerza potencial o energía de la vida para llevar algo a cabo, y la influencia es el movimiento o la acción producida cuando este poder latente se activa. La causa interna consiste en el potencial inherente a nuestra vida así como las tendencias kármicas internas que hemos creado a través de nuestros pensamientos, acciones y conductas. La relación es la causa externa que ayuda a "provocar" y a desencadenar la causa interna. El efecto latente es el resultado producido simultáneamente en las profundidades de nuestra vida por esta interacción y el efecto manifiesto es el resultado externo que aparece eventualmente. Consistencia o coherencia desde el principio hasta el fin significa que todos estos nueve factores son perfectamente consistentes en la expresión de nuestro estado de vida en cualquier momento dado.

Pongamos el caso de alguien que desarrolla cáncer: la causa interna pudo ser un "potencial" genético para adquirir la enfermedad. Con la acción de una causa externa tal como un estilo de vida poco saludable y lleno de tensión, o haber sido expuesto a la radiación, el gen del cáncer (efecto latente) es detonado y, multiplicándose (efecto manifiesto), los síntomas del cáncer aparecen. A pesar de que una persona puede caer en el estado de infierno al principio, cuando se da cuenta que puede cambiar y desafiar la situación, puede incluso experimentar un estado de alegría que se manifestará consecuentemente de manera integral a través de todos los diez factores.

Los diez factores pueden utilizarse como un marco de referencia para analizar determinada situación. El observar un determinado estado de cosas con la perspectiva de los diez factores, puede ayudar a identificar la raíz del sufrimiento, canalizando las cosas apropiadamente, y cambiar la situación con alegría. Los diez factores también forman parte de una teoría mucho más amplia: "los tres mil estados en un solo momento de la vida."

En un nivel más profundo, Nichiren explica que los diez factores son, de hecho, una manifestación de la vida creativa y compasiva subyacente en el cosmos. Él llamó a esto la Ley Mística o Myojo-rengue-kyo. De tal manera que, mirar todas las cosas como manifestaciones de la Ley Mística de la vida, es percibir lo que el Sutra del Loto refiere como el "verdadero aspecto de todos los fenómenos".

Pero esta verdad no justifica una actitud de "laissez-faire" en la vida. No es apropiado decir que alguien es un Buda tal cual es, si no está haciendo ningún esfuerzo o llevando a cabo práctica alguna. Simplemente decir que la realidad llena de sufrimiento y problemas, es en sí misma la verdadera entidad que manifiesta la vida iluminada del cosmos, no puede conducir al mejoramiento de la vida de la gente o de la sociedad. Antes bien, el verdadero aspecto debería ser comprendido como un potencial que puede ser cristalizado. Nichiren enseñó que no basta con estar consciente, en un nivel teórico, del verdadero aspecto de nuestras vidas. En lugar de esto, él apremiaba a sus seguidores a dedicarse a su práctica budista en medio de las realidades que confrontaban. Es a través de transformarnos a nosotros mismos y a nuestro entorno, haciendo que brille con el potencial positivo que contiene, como podemos revelar el verdadero aspecto de todos los fenómenos: el estado de Budeidad, en nuestras propias vidas.

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Si usted canta Nam-myoho-rengue-Kyo; toda culpa será perdonada, y toda buena fortuna llegará a su vida. Esta es la profunda verdad; así que ábransela , con todo su corazón.

Nichiren Dasihonin.

Buda verdadero y Buda provisional

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La verdadera identidad de un buda y los aspectos temporarios que asume pueden compararse, respectivamente, con la luna que brilla en el cielo y su reflejo en la superficie de un estanque. En el primer caso, se habla de un buda verdadero y en el último, de un buda provisional. A las enseñanzas expuestas por el buda verdadero se las conoce como enseñanza esencial, y a las transmitidas por un buda provisional, como enseñanza teórica. Fue el gran maestro T'ien-t'ai de la China quien estableció las dos ideas de «verdadero» y «provisional» y la comparación con la luna y su reflejo en el agua.

En la enseñanza teórica (primera mitad) del Sutra del Loto, como también en los sutras enseñados antes que éste, Shakyamuni manifestó que había logrado la iluminación en la India, por primera vez, a los 30 años, Sin embargo, en la enseñanza esencial (última mitad) del Sutra del Loto, negó la anterior declaración y reveló que había alcanzado la iluminación por primera vez en el pasado distante de gohyaku-jintengo. Cuando Shakyamuni decía que había logrado la Budeidad en la India, era un buda provisional; pero cuando reveló su iluminación original en gohyaku-jintengo, actuó como un buda verdadero que manifestaba su verdadera identidad. Los bodhisattvas como Monju y Miroku son los discípulos del Buda provisional, y los bodhisattvas de la Tierra son los discípulos del Buda verdadero.

En los sutras expuestos antes que el Sutra del Loto, Shakyamuni dijo que en existencias pasadas había practicado austeridades budistas, en la forma de muchas personas diferentes, como Sessen Doji y el rey Shibi. Todos esos personajes son, por así decirlo, aspectos provisionales de la verdadera identidad de Shakyamuni.

Nichiren Daishonin se identificó a sí mismo como el Buda original que había estado iluminado a la verdad última desde el pasado infinito, mucho más remoto, incluso, que el pasado inconcebiblemente distante de gohyaku-jintengo. Además, clarificó la causa original de la iluminación de Shakyamuni como la Ley última de Nam-myoho-renge-kyo. Por lo tanto, la teoría de la iluminación de Shakyamuni en gohyaku-jintengo no explica todavía la verdadera entidad de] Buda en su totalidad, por lo que, desde el punto de vista del Budismo del Daishonin, incluso Shakyamuni es un buda provisional. En cambio, a Nichiren Daishonin, la manifestación del Buda original desde el tiempo sin comienzo, se lo considera el Buda verdadero que apareció como Buda del último Día de la Ley.

Así como la luna de refleja en la superficie del estanque, una imagen se proyecta sobre una pantalla. Nichiren Daishonin es también la nueva manifestación del bodhisattva Jogyo, quien puede ser concebido como la imagen proyectada por el Buda original en la pantalla del Sutra del Loto. Incluso Shakyamuni, cuando expuso la enseñanza esencial, no fue sino la imagen del Buda original, por cuanto sólo pudo revelar una parte de su verdadera entidad eterna. Los seres humanos son, en lo más recóndito de su vida, las entidades originales de la Ley Mística. Nacidos como tales en este planeta, y en su papel de Bodhisattvas de la Tierra, se dedican a propagar la Ley Mística por todo el mundo. Proyectan diversas imágenes en la «pantalla» de la sociedad: como marido y mujer en el hogar; empleado, secretario o erudito en el trabajo; maestro o estudiante en la escuela, etcétera. Las funciones que llevan a cabo cambian continuamente; sin embargo, la verdadera entidad de la vida, o la naturaleza de Buda inherente a cada individuo, es eterna e inmutable.

Sobre el logro de la Budeidad

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El siguiente material ha sido extraído de Los principales escritos de Nichiren Daishonin, vol. 1, págs. 3 a 7.

Si desea liberarse de los sufrimientos del nacimiento y la muerte que ha venido soportando a lo largo de la eternidad y lograr la iluminación suprema en esta existencia, debe percibir la verdad mística que siempre ha existido dentro de su vida. Esta verdad es Myoho-renge-kyo. Por ende, invocar Myoho-renge-kyo le permitirá captar la verdad mística en su interior.

Myoho-renge-kyo es el rey de los sutras, intachable en sus principios y en sus palabras. Estas últimas constituyen la realidad de la vida, y la realidad de la vida es la Ley Mística (myoho). Se la denomina así, porque explica la relación de inclusión mutua que existe entre la vida y todos los fenómenos. Por tal razón, este sutra es la sabiduría de todos los budas.

La vida, a cada momento, abarca el aspecto material y el espiritual; el sujeto y el ambiente de todos los seres animados, en todos los estados de la vida, así como el de todos los seres inanimados, desde las plantas, el cielo y la tierra, hasta la más diminuta partícula de polvo. La vida, a cada momento, impregna el universo y se revela en todos los fenómenos.

Quien percibe esta verdad dentro de sí corporifica esta relación. Sin embargo, aun cuando usted invoque Myoho-renge-kyo y crea en él, si piensa que la Ley se encuentra fuera de usted mismo, no está abrazando la Ley Mística, sino cualquier otra enseñanza inferior. Enseñanza inferior se refiere a todas las que no son este sutra, que constituyen doctrinas provisionales y transitorias. No hay ninguna enseñanza inferior que conduzca directamente a la iluminación, y, sin camino directo hacia la iluminación, usted no podrá lograr la Budeidad, aunque practique existencia tras existencia, a lo largo de innumerables eones. De tal modo, lograr la Budeidad en esta existencia resulta imposible. Entonces, cuando invoque la Ley Mística y recite el Sutra del Loto, tiene que llegar a sentir la profunda convicción de que Myoho-renge-kyo es su propia vida.

Jamás busque fuera de usted mismo ninguna de las ochenta mil enseñanzas de Shakyamuni o de los budas y bodhisattvas del universo. Aunque aprenda las enseñanzas budistas, ello no le evitará en absoluto sufrir como cualquier mortal común, si no percibe la naturaleza de su propia vida. Si busca la iluminación fuera de usted mismo, toda buena acción o disciplina perderá significado. Por ejemplo, el pobre es incapaz de juntar un solo centavo si se limita a contar la fortuna de su vecino, aunque lo haga noche y día. Por eso, Miao-lo señala: A menos que uno perciba la naturaleza de su vida, no podrá erradicar el karma negativo. Lo que quiere decir es que nuestra práctica se convertirá en una interminable, penosa austeridad, a menos que percibamos la naturaleza de nuestra vida. Por lo tanto, Miao-lo condena a estos estudiosos del Budismo y los llama no budistas. Se refiere al fragmento del Maka shikan que dice: Aunque ellos estudien el Budismo, sus conceptos equivalen a los de personas no budistas.

Ya sea que usted invoque el nombre del Buda, recite el sutra o tan sólo ofrende flores e incienso, todos sus actos virtuosos sembrarán beneficios y buena fortuna en su vida; con esta convicción, ponga en práctica la fe. Por ejemplo, el Sutra Jomyo dice que la iluminación del Buda debe hallarse en la vida humana; con esto, muestra que los mortales comunes podemos lograr la Budeidad y que los sufrimientos del nacimiento y de la muerte pueden transformarse en el nirvana. Además, sostiene que, si el corazón de las personas es impuro, la tierra en que viven también es impura, pero que, si el corazón de las personas es puro, su tierra también lo será. No existen dos tierras que sean pura o impura en sí mismas. La única diferencia yace en el bien o el mal de nuestro corazón.

Lo mismo sucede en el caso de un buda y un hombre común: no se trata de dos entidades separadas. Uno se llama mortal común mientras duda de ello; pero una vez que percibe esta verdad, puede llamarse buda. Hasta un espejo percudido brilla como una gema, si se lo pule y se lo lustra. Una mente nublada por las ilusiones que se originan en la oscuridad fundamental de la vida es como un espejo percudido, pero, cuando se la pule, se vuelve clara y refleja la iluminación de la verdad inmutable. Haga brotar una fe profunda y lustre su espejo día y noche, con ahínco y esmero. ¿Cómo hacerlo? Sólo invocando Nam-myoho-renge-kyo, pues la invocación es, en sí, el acto de pulir.

Entonces, ¿qué significa myo? Es, sencillamente, la naturaleza mística de nuestra vida, a cada momento, que el corazón es incapaz de captar y las palabras no pueden expresar. Cuando usted contempla su ichinen en cualquier instante, no percibe ningún color ni forma que le permitan confirmar que existe. Sin embargo, tampoco puede decir que no existe, pues todo el tiempo siente irrumpir en su mente los pensamientos más diversos. Este ichinen es una realidad insondable, que trasciende las palabras y los conceptos de existencia y de no existencia. No es existencia y tampoco es no existencia, pero exhibe las cualidades de ambas; es la realidad de todas las cosas, la entidad esencial. Myo es el nombre que recibe esta entidad mística de la vida, y ho es el que reciben sus funciones.

Para referirse a lo místico de esta enseñanza, se utiliza un ejemplo concreto, el de la flor de loto, que se denomina renge.

Cuando perciba que su propia vida es la Ley Mística, podrá comprender que ocurre lo mismo con la vida de los demás. Esa comprensión es el kyo o sutra místico. Es el rey de los sutras, el camino directo a la iluminación, pues explica que la entidad de nuestra vida de la cual surgen tanto el bien como el mal es, en realidad, la entidad de la Ley Mística. Si usted tiene profunda fe en esta verdad e invoca Myoho-renge-kyo, sin falta logrará la Budeidad en esta existencia. Por esa razón, el sutra dice: Después de mi muerte, debéis abrazar este sutra. Quienes lo hagan, viajarán por el camino directo hacia la Budeidad. Jamás dude en lo más mínimo; mantenga su fe y logre la iluminación en esta vida. Nam-myoho-renge-kyo, Nam-myoho-renge-kyo.

Respetuosamente,
Nichiren Daishonin.
De mi puño y letra.

Antecedentes

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Unos años después de la primera invocación de Nam-myoho-renge-kyo, Nichiren Daishonin vivía en Kamakura. En esa ciudad se encontraba la sede del gobierno (sogunato), y esta carta fue dirigida a un oficial que servía en el tribunal militar. Se llamaba Toki Jonin y fue un firme seguidor del Daishonin durante toda su vida. Tanto él como su esposa recibieron otras treinta cartas; entre ellas, Carta desde Sado y El verdadero objeto de veneración.

Sobre el logro de la Budeidad fue escrita en 1255. En ella, el Daishonin comienza equiparando Myoho-renge-kyo o Nam-myoho-renge-kyo con la verdad de la vida. A lo largo de la historia, la mayoría de las religiones han teorizado acerca de una ley o un ser supremos que trascienden el mundo físico. El Budismo enseña que la Ley y los fenómenos que observamos a nuestro alrededor son inseparables. Nam-myoho-renge-kyo, la Ley de la vida, da origen a todos los fenómenos, y todos los fenómenos son manifestaciones de Nam-myoho-renge-kyo. A eso se refiere esta carta cuando dice la relación de inclusión mutua que existe en la vida y todos los fenómenos. De acuerdo con la doctrina Jodo, este mundo es impuro; pero, más allá del horizonte occidental, yace una tierra pura y magnífica. Es el único paraíso al que los seres humanos pueden aspirar, y eso, sólo después de la muerte. Por lo tanto, el título de este gosho, que implica la iluminación en esta existencia, adquiere un cariz totalmente nuevo.

El Daishonin rechaza abiertamente la distinción entre el Buda y los seres humanos, al decir que no existen diferencias fundamentales entre un buda y un mortal común. Sin embargo, a una persona que sufre a raíz de su ilusión engañosa se la llama mortal común; pero, una vez iluminada, recibe el nombre de Buda. Una mayor explicación al respecto aparece en La verdadera entidad de la vida. Todas las personas tienen en su interior el potencial de la Budeidad; por eso, en Sobre el logro de la Budeidad dice: Jamás busque fuera de usted mismo ninguna de las ochenta mil enseñanzas de Shakyamuni o de los budas y bodhisattvas del universo. Rechaza el concepto de una tierra pura distante y la condena en este mundo que ello implica. Una tierra es pura o impura sólo en la medida en que son puros los hombres que la habitan. Tanto la pureza como la impureza existen en esta tierra y varían de acuerdo con la condición de vida de su población; de allí surge el principio budista de unidad entre la vida y su entorno (esho funi).

Luego, Nichiren Daishonin afirma que el único medio para liberarnos de la ilusión y despertar en nosotros la verdad inmutable de la vida es invocar Nam-myoho-renge-kyo. Al hacerlo, creamos un lazo indisoluble con la vida del Buda original, y, a través de él, puede fluir la preciosa herencia de la iluminación.

Más adelante, define el significado literal de myoho o la Ley Mística que es "Nam-myoho-renge-kyo". La vida es eterna y repite, continuamente, las dos fases de vida y muerte. En el estado manifiesto (vida) exhibe la cualidad de existencia, y en el estado latente (muerte), la cualidad de no existencia. Pero la verdadera naturaleza de la vida es mucho más profunda que cualquier conclusión a la que lleve alguno de estos dos conceptos. Myo, que significa místico, indica la esencia de la vida que no puede aprehenderse con la lógica ni percibirse a través de los sentidos. Ho, o Ley, indica las manifestaciones de la vida que funcionan de acuerdo con diversos principios naturales. El Daishonin explica que la vida misma es la entidad del Camino Medio, la realidad de todas las cosas; en otras palabras, Nam-myoho-renge-kyo.

Estos conceptos, que constituyen el núcleo fundamental de su filosofía, deben ser estudiados a fondo y utilizados en la práctica, si se desea iluminar la oscuridad innata del ser y convertirla en iluminación, en esta existencia.

Los Diez Estados de la Vida

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Los Diez Estados (jikkai);indican diez condiciones en las que una entidad de vida se manifiesta en el curso del tiempo. El factor primordial en la postulación de los Diez Estados es la sensación subjetiva experimentada por el «yo» en las profundidades de cada vida individual.


1) Infierno (jigoku):en su tratado «El verdadero objeto de veneración», Nichiren Daishonin establece que «la furia es el estado de Infierno».¹ Esta es una condición en la que uno está dominado por el impulso furioso de destruir y de atraer la ruina sobre sí mismo y sobre los demás. Concretamente, este estado representa el sufrimiento y la desesperación más extremos.


2) Hambre (gaki): en el mismo tratado se lee: «la codicia es el estado de Hambre». En esta condición, uno está sometido a un insaciable deseo egoísta de riquezas, fama y placer, que jamás puede ser enteramente satisfecho.


3) Animalidad (chikusho):también el tratado se refiere a esta condición y dice que «la estupidez es el estado de Animalidad». Cuando está presente, uno se deja llevar por el impulso de los deseos e instintos, pues carece de la sabiduría para controlarse.


4) Ira (shura): «la perversidad es el estado de Ira». Consciente de su propio yo, pero dominado por el egoísmo, uno es incapaz de comprender las cosas como son y menosprecia y agrede la dignidad de los demás.


5) Humanidad (nin): «El verdadero objeto de veneración» estipula que «la calma es el estado de Tranquilidad». En este estado, en que uno es capaz de controlar temporariamente sus deseos e impulsos mediante la razón,
se puede vivir una vida pacífica, en armonía con el entorno
y con otras personas.


6) Éxtasis (ten):«la dicha es el estado de Éxtasis». Esta es una condición en la que existen el contento y la alegría por haberse liberado del sufrimiento, y la satisfacción de haber concretado algún deseo.


7) Aprendizaje (shomon): los seis estados anteriores, desde Infierno hasta Éxtasis, surgen por el imperio de los impulsos o deseos, pero quedan bajo el absoluto control
de las restricciones que les impone el entorno y son extremadamente vulnerables a las diferentes circunstancias. Aprendizaje, por el contrario, es una
condición que se experimenta cuando uno lucha por un estado de satisfacción y estabilidad, mediante la reforma y el desarrollo de la propia vida. Concretamente, shomon es la condición en la que uno se dedica a forjar una vida
mejor, aprendiendo de las ideas, el conocimiento y las experiencias de sus antecesores y contemporáneos.


8) Comprensión Intuitiva (engaku): es una condición similar a la de Aprendizaje, porque en ambas se realiza una lucha por reformarse a uno mismo.² Pero lo que los
diferencia es que, en el estado de Comprensión Intuitiva, en vez de intentar aprender de lo que lograron los antecesores, uno trata de dominar el proceso de la propia transformación mediante la observación directa de los fenómenos.


9) Bodhisattva (bosatsu): es un estado signado por la misericordia, en el que el individuo se dedica a la felicidad de los demás, aunque ello implique sacrificios. Las personas de Aprendizaje y Comprensión Intuitiva tienden a carecer de misericordia y a llegar a extremos en la búsqueda de la propia perfección. Por el contrario, un bodhisattva descubre que el camino hacia ella radica en la acción misericordiosa de salvar a otros del sufrimiento.


10) Budeidad (butsu): esta condición se alcanza cuando uno logra la sabiduría de percibir la realidad última de su propia vida y adquiere la infinita misericordia de dirigir constantemente sus acciones hacia objetivos benevolentes; cuando desarrolla un yo eterno y una pureza absoluta en su vida, que nada puede mancillar. La Budeidad es un estado ideal que se puede alcanzar a través de la práctica budista. Empero, puesto que ninguna condición de vida es estática, la Budeidad no debe ser considerada el objetivo
final; por el contrario, es algo que uno experimenta en la profundidad de su ser al tiempo que continúa actuando con benevolencia en su vida diaria. En otras palabras, la Budeidad se manifiesta diariamente en la conducta del bodhisattva: buenas acciones y actos misericordiosos.
³
(Los principales escritos
de Nichiren Daishonin, vol. 1, pág. 52).

® Carlos y Keilibeth Díaz. Grupo Hokkeko Panameño. Todos los Derechos Reservados.All Rights Reserver. ©Copyright 2001.